Mi secreto. Tu existencia. Mi dolor. Tu existencia. Mi perdición. Tu existencia.
Por eso te he asesinado mi querido muerto. Por eso me debes mas de lo que esperas, mi querido muerto...
Caíste entre mis manos. Aquella fría noche de los truenos. Pedía en silencio "miénteme, miénteme", pero, oh no, tu arrogancia te ha hecho caer bajo mi amado.
Ahora, entre miles de bocetos, encuentro un rostro que se parece al tuyo. Pero que imagen mas perfecta, que conmovedora mirada, que artista pudo captar tanta belleza tuya, mi bien amado mamarracho, esas facciones perfectas, esa maldita expresión, en la que adivino asco, tal vez un poco de sobriedad de tu parte, tal vez, solo tal vez, una demencia profunda.
Pero hoy eres el centro de atención, de todos lados del mundo se han congregado a verte millares de personas. Te mantengo estoico en ese cofre tan hermoso, que te he tallado, desde la primera vez que te vi, para poder entregarte al simbolismo de la muerte, al simbolismo de la vida.
Antes de asesinarte, antes de guardarte en ese sobre de madera, espero que me sepas comprender, eramos contendientes, que no podíamos existir en el mismo tiempo, en el mismo espacio. Ahora te veo descender a tierra, aun arañando ese cristal que me dejaba verte.
Desde allí, vendrás a juzgarme algún día. Mientras, te veré sonreír desde esa tumba a tu calavera, mostrándome tus blancos dientes. Adiós, no eres mas que polvo consciente...

No hay comentarios:
Publicar un comentario