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Oh vampirica dama
has bebido mi sangre
y me has dado el oscuro don de ser siempre tuyo
me has dado la necesidad de beber de tu alma
alimentas mis pesares, te los llevas y les das maquinal sentido
acallas las voces del pasado y ahuyentas la desgracia
detienes mi marcha en el satirico cortejo funebre
donde los payasos rien y la musica suena
las lagrimas son de cera y las risas son de algodon de azucar
y adelante, encabezando el paso
va el muerto, con el ataud destapado mostrando su sonriente cara.
Ahora tras poder ver el oasis que eres en este tiempo
Ahora tras poder ver el oasis que eres en este tiempo
me das el aura divina y vuelves este infierno terrenal en paraiso etereo
Te adoro diosa-musa, te adoro mi delicada Artemisa.
El espacio crepuscular de nuestras separaciones llena mis noches
alimentando el deseo de acompañar al aroma que te precede y que dejas al pasar
La sensación de saber que después te tendré lejos
solo sintiendo las vibraciones de tu voz
quemando los vacíos existenciales que me deja el añorar nuestros encuentros
y la espera con la que me envuelves
estas vanalidades enloquecen mis sentidos
haciendo que piense en alguna forma de no aburrirte
en que palabras usar o en que sentimientos expresar
pero al tenerte frente a mi, olvido lo repasado
la complicada cátedra, y me entrego a ser quien pueda junto a ti
solo soy el extraño que tiene la necesidad de verte
de tocarte
de saber que aun existes en este plano del universo.

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