sábado, 28 de marzo de 2009

(sin nombre)

Un lamento se alza desde el mar tranquilo, las olas lo llevan a mi como una rafaga de viento, una a una las arenas de la playa se convierten en recuerdos, arrastrando los cuerpos de disecados peces atravez de la bahia, perdiendose en el ocaso a lo lejos. Lastimado y herido, mi corazon arroja sobre mi los ultimos despojos de sentimiento, que se pierde entre los girones de la naturaleza errante de mi alma insipida, aulla a la luna mi voz, que ya de nada sirve en este desolado paraje.
Buscando mas alla del silencio que rodea la selva iluminada, miro mis lagrimas caer y perderse en el suelo, demostrando lo vanas de las noches que vi a la luna y deje que me llevara en sueños junto a la reina del mundo onirico, donde descubri que las palabras son innecesarias. Ahora se que si algo empieza, algun dia terminara, aunque se pueda jugar con las rutinas, aun sabiendo lo que la mañana traera, puede salir mal todo, y que te desperdiciaras en un desolado espacio de caricias y besos no dados.
No es pronto para pensar en pensar, dejar que la razon de la razon de la existencia humana me permita unirme al coro de simples que rodean al santo inconciente. No es mas que justo que la lluvia me toque y se evapore, y forme las alas de hadas negras con mis pensamientos incoherentes, y las vea desaparecer en el cielo inalcanzable.
La blasfemia de mi espiritu me hace rasguñar la caja en la que estoy encerrado, colgando desde el medio de la habitacion, me recuerdas bruja de mi vida, aun estoy aqui, despues de nombrarte diosa de mi pais, te quedaste en mi como una llamarada que no se apagar, y te quedaste frente a mi esperando que nunca escape de mi cegera...

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