Las llamas se han consumido, lo hoguera termino por convertirse en cenizas mojadas por la lluvia. Lagrimas del cielo caen, rozando levemente las mias al caminar por el triste sendero que me ha llevado a encontrar la soledad. Frente a mi solo veo el frondoso bosque cubierto, en el que pie humano nunca a pisado salvo el mio, condenado a deambular por el sin encontrar la salida. Perdi mi joya mas preciada, pero siento que me la robaron hace mucho, ya ahora su brillo solo es consuelo, una vaga idea estelar que me arroja el cielo para darme una paz artificial. La lluvia de hace rato relajo mis heridas, las lamio con su suave corazon. Escucho los suzurros de lady a la distancia, donde jamas podre volver a ver a esa pareja bajo la luz de la luna comiendose al amor, ni las estatuas de sal abrazadas para la eternidad con rostros y miradas perdidas. La memoria me traiciona y solo queda el rostro de la musa perdida, a la que mi ser entero no quiere renunciar, los recuerdos se desvanecen en la bruma de la inconciencia y la vista abrumada por la falsa luz. Gritando los suaves aromas de su recuerdo me llaman, las liricas palabras de su desesperacion me destrozan los sentidos y me dejan en la nada. Castigo divino no poder ver el brillo de la corona del rey.
Ahora en esta hora futil de la vida, camino hacia el cadalzo rodeado de cabezas empaladas, sin importar lo que siento y las llamadas al Señor que me gritan al rededor, guiado solo por los pies, mirandolo todo como un sueño. Acudiran a mi las guirnaldas y las flores, rodeando mi espacio con aromas de tristeza y los gorriones cantaran sones tristes al amanecer en mi ventana sabiendo que no los escuchare.
Al mirar atras solo veo las miradas culpables que se reflejan en miles de espejos mostrandome siempre la misma cara, la mia. Mientras, mis enrojecidos ojos se dejan perder en el tumulto de imagenes que realzan el error y la miserable perdicion de la vida tras una luz celeste y una iluminada lisonja que se enorgullece por mostrar al mundo mi cabeza decapitada, mis brazos cortados. Las antorchas de los orgullosos iluminaran mi rostro de marfil y sin una lagrima escribo los ultimos versos en el diario de los errores...

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