Un cigarrillo en la boca

Memorias, alcance infinito de mi cancion, de estrofas viejas, arrojadas sobre la cama. Una maleta que no quiere llenarse con pantalones frios.
Enciendo un fosforo y me dejo alcanzar por la ilusion que genera la llama frente a mis ojos. Doy el calor a mi cigarrillo, el humo me hace estallar en mil ilusiones que corromperan al sensible vaho que exala el papel al ser quemado.
Sobre todos los paisajes, veo una sonrisa otoñal cambiar la acustica de las noches. Divago.
Desenterrando los casimires de un agregado cultural de España, que en un arrebato de desenfreno, rompio y oculto sus tesoros mas grandes en una caja de papel.
Sufro encontrando los silvidos de un ave, en la anatomia inversa de la colosal figura de alce, que se estremece al viento de la sequia, dejando que la triste vegetacion le haga un coro de estrellas.
En un particular fracaso de las ideas, ilumino con luz apacible, el rincon donde se estrellaron mis lamentos. Alzo en alto la copa y cae por mi cuello el delicioso nectar de la algarabia; despojo de mi mente todo pensamiento agobiante, y acomodo en un pequeño cajon todo lo que alguna vez fue, mirandolo de cuando en cuando, para entreveer el actual y el de antaño reflejo en mi mirada. Suelto las amarras de mi bote, y me marcho con el ocaso, buscando una tormenta o un torbellino que me arroje hacia costas ajenas.
Vendran muchos años inverosimiles, de busqueda constante, de escapadas de las arterias de una ciudad, del vicioso caminar de los hombres a ningun lugar. Acallare las voces a mi alrededor y buscare el murmullo que me diga quien estuvo en mi mente.
Y asi, vendran los dias, dejando caer la mascara de horror que oculta mi muerte por dentro. Y alcanzare una cima mas alta que el mundo, dejando entrever, mi sonrisa a la luz del sol.
La melodia no ha sido escrita correctamente, le hacen falta un par de borrones, le hacen falta un monton de corazones.