martes, 14 de julio de 2009

Ilusiones de un soñador inexistente.

Divago cada noche aun mas, perdiendo las ganas de encontrar a mis musas, con ellas se va mi amiga inspiracion que me acompaña de vez en cuando, trastorno en mis pulmones toneladas de humo, que deseo que se convierta en el perfume de ella. Acostumbro a levantarme varias veces en la madrugada de mi triste sillon y salir a vagar por las calles angostas de la capital de la luz. Siempre encuentro en mi camino algun gato que huye de la gata mas reciente, y yo le propino una sonrisa que me hace sentir bajo e inhumano, por que no me atrevo a quitarlo de mi camino con un puntapie. Acostumbro a detenerme frente a un busto a lanzarle una cantidad de piedras que ya no tienen conteo; a veces le lastimo un ojo, otras, le dejo la marca del proyectil en una mejilla.
Regreso a mi catre, y me pregunto en que lugar del mundo estaran rodando los libros que vendi por necesidad de un dinero que no uso. Me gusta pensar en la oscuridad iluminada tenuemente por el lejano alumbrado publico, pienso en ellos, en los personajes que habitan entre hojas amarillentas. Detengo mi imaginacion pensando que son acariciados por alguna chica de 20, con manos frias y lentes, que con su respiracion les da el aliento para continuar con su aventura hasta la siguiente pagina, y en algun momento se reclina sobre el sillon completamente dormida, soñando con aquellos que jamas existieron.
Procuro a mi haber siempre unas pocas gotas de alcohol, para con sigilo llamar desde mi ventana a la primera ninfa de los bosques que aparezca volando por el cielo. Es una maravillosa alegria cuando aceptan mi invitacion y se sientan junto a mi contarme una de sus eternas historias que jamas habre de poner en papel.
Asi transcurren eternas mis noches, pasan de largo atravez de las horas, y me entregan a medias una parte de sus misterios. Me arropan con sus imagenes y sedan mis sentidos, para con ello, poco a poco caer en la sozobra del sueño, sueño que encuentro al amanecer cual vampiro inducido por mi mente.
Despierto en los sueños, dudo de la realidad, pero lentamente se disipan las amorosas alegrias que me da el descanso de los ociosos, mientras en la cama permanecen envueltas en el paño de los años, cientas de hojas con extrañas historias que aun no encuentran final. Seguidos por los fantasmas, encuentro aquella sombra en el sucio espejo que supongo que es el reflejo de este ser embotellado, mis fantasmas personales que tanto quiero, no se reflejan ni me ven, solo caminan junto a mi con silenciosos pasos, conversando, riendo, llorando, mirando con desden mi destino.
Aun recuerdo como era una mañana de sol en brazos de una bella dama, arrodillado frente al altar de sus dotes, sintiendo el sutil contacto de la piel humana, que ya no quiero volver a sentir cerca.
Asi termina mi jornada semanal, anual, siendo solo un pequeño grano de arroz sin cocer en un plato de ensalada, siendo aquel que soño, pero que sus sueños le quedaron demasiado grandes...

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